- �Qu� se te dio por un cambio tan dr�stico?- me pregunt� Rub�n, el peluquero de DiMartino, mientras usaba sus tijeras para descuartizar mi pelo.
- Me cans� - le contest�, con mi voz aspera y camionera que me daba el resfr�o. Pobre, debe haber pensado que me refer�a al otro corte de pelo, o la mecha rubia platinada mezclada con mi color de pelo natural. En parte s�, pero me cans� de muchas cosas en realidad, estoy podrido de la monoton�a, de ver todos los d�as lo mismo en el espejo, de intentar hacer el mismo peinado pedorro con el gel y el espejo, s�lo para ver si cambiaban un poco las cosas. Me hart� hace bastante de toda esa rutina, y cuando me despert� esta ma�ana a las 11 AM, sab�a que mi misi�n del d�a era lograr un cambio radical. De apariencia, por lo menos, lo dem�s con el tiempo ir� cambiando.
- Mi idea en realidad no era hacer que el pelo quede tan claro, sino algo m�s natural, pero esta bueno as�. Raro, pero bueno. Se parece a mi color de pelo de cuando yo era chico.- le cuento a Rub�n, para dar charla.
- S�, tu color natural ten�a mezclas as� rojizas y rubias, por eso qued� tambien medio naranjoso. En realidad todos los hombres tienen cierta tonalidad pelirroja.- me explica.
- Ah, si? - Le respondo, simulando inter�s, pero creo que ambos sabiamos que no era sincero.
- �Cu�ntas tijeras existen para cortar el pelo?- le pregunto, porke no queria que la conversaci�n se terminara. Rub�n es completamente cogestible.
- Hay millones, todas tienen formas diferentes, en general, como �sta - responde, mientras me muestra la tijera que utilizaba, que era bastante rara y no se c�mo describir. Me decepcion� al darme cuenta que hablaba de otro de tipo de �sta, y no de la que yo hab�a pensado.

Cuando termin� de cortarme el pelo, me pregunto si me gustaba.
- Me gusta mucho. - le digo - Sigue siendo raro, porque es m�s corto que antes, y el color quedo raro tambi�n, medio shockeante, pero me gusta.
- Te queda mucho mejor que antes, en mi opini�n - dijo, y acto seguido, yo me moje.
- Dej� de auto-adularte - le contest�, y despu�s me r�o. Se r�e conmigo.
- Otro d�a, te traigo una foto de cuando yo era chico, para que veas el parecido del color.-le digo
- Dale. - me dice.

Luego de haber pagado y de saludar a Rub�n con un beso en el cachete, me dirig� hacia mi casa, con dos sensaciones diferentes:
La primera, sugeria que hab�a dado otro paso m�s hacia el cambio.
La segunda, suger�a que el cambio no era completo, y que posiblemente tendr�a que realmente cumplir mi promesa de llevarle la foto.