Starting Over
Caso omiso al post anterior, por favor, esta no es una de esas historias. Es algo que me pasó hoy.
¿Cuántas veces empezé de nuevo ya? Unas 5 veces en los últimos 2 años y medio, sin ir más lejos. Y muy posiblemente me esperen muchas más. Empezar de nuevo, desde cero, es algo que me propongo cada vez que encuentro que mi vida me harta completamente.
Esta vez fue diferente, de todas formas, ya que no empezé desde cero con todo, sino que hoy mismo empezé desde cero con mi futuro (pero no mi presente). Se entiende? No? Bueno.
Resulta que hoy tuve que dar exámen de ingreso en la Escuela de Música de Buenos Aires (EMBA, de ahora en más), a la que hace ya un año y meses que no asistía. Me había propuesto salir de casa a las 18.30 para estar allá como mucho a las 19, así tenia tiempo de averiguar todo tipo de estúpideces innecesarias, y comprar otras pelotudeces necesarias, y estar listo para las 20.30, hora del examen.
De más está decir que no me gasté en apurarme, ya que los nervios me consumían e impedían que yo vaya más rápido, y termine saliendo a las 19 de casa. Tranquilamente, fui a devolver 2 películas y me tomé el 67, que me deja a la vuelta de la Escuela.
En esa media cuadra de distancia entre la parada del colectivo y la entrada a la EMBA, los nervios se hicieron más notables, con típicas preguntas que pasan por mi cabeza cada vez que estoy a punto de emprender algo nuevo.
¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Y si me equivoco? ¿Y si me equivoco... DE NUEVO? ¿Y si en el transcurso de los 2 o 3 años de carrera, me llego a cruzar con Claudia, la copadísima jefa de estudios a la cual decepcioné no hace más de un año, lléndome de la EMBA sin siquiera avisarle de mi decisión de interrumpir mis estudios? ¿Y si descubren que en realidad no cumplí nunca con lo que decía el reglamento, que había que avisar con por lo menos 1 mes de anticipación antes de renunciar al derecho de estudio, y de forma escrita, etc. etc.?
Ya sentía como temblaban mis piernas, y sentía que nuevamente, la fiebre de la cual creía haberme deshecho en el fin de semana, demostraba su presencia. <No lo soporto> - pensé - <mejor me doy vuelta, vuelvo a casa, y intento el año que viene>.
Algo me detuvo y me dijo: NO, vas a seguir adelante con esto o te vas a volver loco por la rutina. Mi consciencia (maldita que sos, te maldigo porque siempre tenés la razon con todo, hija de puta!).
Me abre el señor de la entrada, Victor, si no me equivoco:
- ¿Venis a pagar? Por la izquierda, por favor.
- Ehm, nono, sólo vengo a hacer una consulta.
Me señala el escritorio. Pero no era un escritorio vacío. Ese escritorio hijoderemil tenía a una persona sentada, y no era a quién yo esperaba ver. Era Claudia, la copadísima jefa de estudios a la cual decepcioné no hace más de un año, lléndome de la EMBA sin siquiera avisarle de mi decisión de interrumpir mis estudios. Estaba hablando por teléfono igual, y había 2 personas esperando su turno antes que yo, pero yo ya no tenía escapatoria. It was now or never.
- Sebas, que alegría verte por acá, tanto tiempo! En qué te puedo ayudar? - me saluda con un beso de lo más amigable.
Le comunico mi inquietud acerca de como anotarme al curso de ingreso de matemática y física que comienza el Martes. Me mira perpleja.
- Claro, pero primero te tenés que inscribir a la carrera...
- Ya me inscribí - la interrumpo - Pero no voy a dar el examen porque no sé absolutamente nada, prefiero hacer el curso directamente.
- Cómo? Pero o sea que volviste a la Escuela? Que alegría, bienvenido!!! - exclama, mientras su perplejidad se transforma en un rostro de completa alegría, y decide abrazarme. Mi rostro de simpatía se transforma ahora en la perplejidad misma: esa no era la reacción correcta para una persona que se equivocó como yo!
- Vení, - dice - te sentamos ahora a dar el examen de inglés, así te podés ir más temprano cuando termines.
- Ehm... mirá dame unos minutos que tengo que ir a comprar una cosita antes, si? Enseguida vengo - le digo, recordando que no tengo ni hojas ni birome para el susodicho.
- Bueno, dale, como prefieras - contesta con la más grande de las sonrisas.
Huyo despavorido. No entiendo absolutamente nada de nada. ¿Por qué yo creo que merezco un castigo por como me porté el año pasado, desaparecí de esa manera, y esta mujer me recibe con el mas cálido y sincero de los abrazos? Está loca, resuelvo. O se confundió de persona, es imposible.
No sé si era que recién salía de una gripe, o los nervios, o el hecho de que yo estaba convencido de que merecía que no me dejen entrar nunca más a esa escuela por lo que había hecho, pero mientras caminaba desde el BankBoston hasta la librería, no paraban de caerme gotas de sudor de la cabeza. Compré sarta de estúpideces innecesarias, como siempre hago cada vez que empiezo con algo de nuevo, despúes nunca las uso.
Antes de volver a la EMBA, resolví que era mejor que nadie tuviera rencores por nada. Al fin y al cabo, pretendo que mi estadía sea bastante larga, o lo suficiente como para darme cuenta de sí esto es lo que quiero y necesito o no.
Lo que sí, si dejo la escuela de nuevo, me voy a encargar de hacer las cosas como lo dice en el reglamento. De esa forma, si decido volver algún día, me ahorro maquinarme con la increíble cantidad de pelotudeces que me maquino cada vez que empiezo algo nuevo de nuevo.
También, debería recordar no maquinarme con que tan decepcionada de mí estaría otra persona, si esa otra persona nunca demostró algún tipo de decepción.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal