Slow Friday
Hoy, cuando me desperté luego de haber dormido sólo 7 horas (cosa demasiado rara ya que es mi día libre, y, para colmo, había estado en pedo la noche anterior), me di cuenta que iba a ser uno de esos días. Me refiero a los días que sabés que no va a pasar nada demasiado emocionante, que va a ser tranquilísimo, y que vas a pensar mucho, porque sabés que el día empezó temprano, pero de todas formas, va a terminar tarde.
No me equivoqué. Son las 2 AM en este momento, y el día no se pasó ni remotamente rápido ni agitado. Pensé muchísimo, pero lo peor es que ni siquiera sé en que pensé. No lo supe hasta hace 30 minutos.
Me la pasé viajando en colectivo, y haciendo trámites pendientes, escuchando música, pero no sólo escuchándola, sino sintiéndola, de alguna forma. También, logré expresar algunos pensamientos que tenía dando vueltas en la cabeza, y, sin darme cuenta, ver cosas un poco más claramente.
Pero me faltó una cosa, un solo trámite, un solo pensamiento. Y simplemente, es algo que me pegó mientras volvía a mi casa, en el colectivo. Algo que debería haber hecho, pero no hoy, ni ayer, sino hace mucho. Y me empezé a dar cuenta, que, quizás, ese trámite no es algo que tenga que hacer yo, quizás no es algo que sea para mí...
Y así, el día se va llendo, lentamente, para encontrarme una vez más soñando algo que nunca voy a conocer en realidad.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal